Una incursión en Francia

13OCT2017 – Donostia / Hondarribia / Biarritz / St Jean de Luz / Donostia

Uy… empiezo a sentir el cansancio, las casi ya tres semanas de viaje, las pocas horas de sueño… hoy estoy exhausta, pero la sola idea de que todavía nos quedan un par de días para disfrutar estimula para ponerse las pilas y seguir.

Allá fuimos, bordeando el Cantábrico hacia el este, para cruzar a Francia y visitar dos íconos del Pays Basque: Biarritz (un balneario tradicionalmente aristocrático) y St. Jean de Luz, una agradable sorpresa.

Antes, pasamos por Hondarribia (Fuenterrabía, en castellano), recorrimos su zona de playa y puerto con el auto y seguimos viaje.

En Biarritz pudimos estacionar el auto (en rigor, lo hicimos en Anglet, separada solo por el faro, por la cantidad inmensa de autos que había). Empezamos a caminar hacia el centro de Biarritz

Con las altas temperaturas (hoy llegó a 28°, exótico para esta época del año) y el feriado del 12 de octubre, la gente se lanzó a las playas… es un mar frío, pero siempre hay quien no tiene problema con ello.

Playas amplias y olas potentes, surfers de parabienes, pocos franceses y muchos españoles haciendo mini turismo… muy lindo, más allá de edificios baqueteados por el clima marítimo.

El centro es muy elegante y tiene negocios importantes, pero lo que más nos atrajo fue la playa, las olas y el capricho de las piedras.

Desde allí partimos para una sugerencia de varios amigos, conocidos, pacientes… St Jean de Luz, una playa francesa en el Cantábrico, apenas cruzando la frontera con España (más al oeste de Biarritz) y con una magia… ¡tanto más linda que Biarritz! Chic sin imposturas es, sencillamente, hermosa

y la iglesia del mismo nombre es sublime… ¡tan distinta! Con antecedentes en el s. XII, la actual es del s. XVII. Estaba aún en obras cuando nada menos que Luis XIV y María Teresa se casaron aquí en 1660. El retablo es impresionante, la nave tiene dimensiones descomunales. Tres pisos de galerías en madera de roble rememoran otros espacios… Bellísima

Más allá de la iglesia, la plaza principal se abre al puerto… una tarde templada, soleada, llena de excusas fotogénicas…

Luego de comprar algunas delicias dulces para el postre, retomamos la vuelta a San Sebastián. Estábamos tan pero tan cansados, que decidimos cenar en nuestro restó Ramuntxo Berri… todas delicias otra vez.

Nos despedimos de Pedro y Alicia (vuelven mañana a Tarragona) y aquí estoy, con el último aliento. Mañana, ¡a la Rioja! Cuenta regresiva…

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