De Rosario a Gramado… dos largos días

11 ENE 2023

Rosario – Uruguaiana

¡En viaje otra vez! En esta oportunidad, con una propuesta que nos llenó de alegría y de expectativas… un veraneo en alguna playa de Brasil, con toda la familia… ¡incluido el Niño Dios, obviamente! La decisión se tomó hace ya varios meses, alquilando dos casas en Gamboa (apenas al norte de Garopaba, Santa Caterina do Sul, al sur de Florianópolis), entre el 15 y el 31 de enero. María, Lola y Gustavo ya conocían la casa, así que optamos por ese alojamiento.

Tenemos diáspora de transporte y de días de llegada: Gustavo y María ya están en Rio y bajan en auto hasta Florianópolis; Lola va en bus y vuelve con nosotros; Flor, Seba y Nito en avión; nosotros en auto.

Como el trecho en auto es conocidamente largo, cansador y estresante, elegimos salir unos días antes (el miércoles 11 al mediodía) y aprovechar para conocer Gramado y Canela, a 100km de Porto Alegre, unos pueblitos encantadores en la serra gaúcha.

Hicimos el cruce en Paso de los Libres (un desorden… de aquellos, nadie sabe nada, los pobres gendarmes no saben informar… un caos). Conclusión (y más por la desorganización que por la cantidad de gente a esa hora, eran ya las 7pm) el paso nos insumió hora y media. Increíblemente el alojamiento era más barato en Uruguaiana que del lado argentino, así que allí fuimos (Barlo Hotel), digno para pasar la noche, limpio, muy buen desayuno, cochera.

Salimos a comer algo y tomarnos una cerveza, prácticamente en la misma cuadra del hotel. Aceptamos la sugerencia del mozo, así que salió «torre de batatas», que empieza con este tubo:

y termina así desparramado (papas, queso, crema, panceta y vaya a saber cuántas grasitudes más…)

12 ENE 2023

Uruguaiana – Gramado

El desayuno era a las 7am, con lo que tipo 8am estábamos en la ruta… Para nuestra sorpresa, no teníamos señal. Habíamos contratado los dos el roaming de países limítrofes. Se suponía que todo debía de andar bien… chequeábamos y nada… En una estación de servicio confirmamos que ya no se venden más mapas… (a arreglarse con el celular), con lo que salimos en búsqueda de un «yipi» (chip) en una farmacia.

El empleado estaba renegando para activar la tarjeta SIM cuando Mario logró hablar con Personal. Allí nos dieron un par de indicaciones (básicamente, elegir la red TIM BR) y ahí tuvimos finalmente señal… Momentos de hondo dramatismo no tener Waze o GoogleMaps… ya resulta imposible imaginar la vida sin el celular… en fin, qué dependencia.

De cualquier modo, la señal estuvo bastante inestable en todo el camino, pero eligiendo la ruta en Waze ya luego se mantiene. El primer tramo (que elegimos hacer vía Santa María, una ruta paralela al norte de la famosa BR 290 que va hasta Porto Alegre) estuvo maravilloso: paisaje de cuchillas, altas y verdes, poquísimo tránsito, pueblitos de agricultores muy bonitos). Pasando Santa Maria, el tránsito se volvió de terror. Una camionada impresionante, en curvas y contracurvas, y la ruta de doble mano y carril individual. Pobre Mario, nervios de acero y gran paciencia tras los camiones muchas veces. Por suerte no hay exceso de velocidad, porque a cada rato aparece el control electrónico y obliga todo el tiempo a mantenerse en 100/120km y aun menos, en pueblos y rotondas.

Muchas estaciones de peaje, para ni siquiera tener una autovía… en el último tramo, incluso, estaba bastante rota. Finalmente, comenzamos unos 200km hasta Porto Alegre en autovía. Eso alivió muchísimo… sobre todo porque ya eran las 4pm aprox y todavía teníamos un trecho más que largo.

Circunvalamos Porto Alegre y salimos en dirección a Gramado y Canela. Ahí en esa circunvalación tuvimos tramos de paso de hombre, seguramente por el horario pico.

Los últimos 70km hasta Gramado fueron de una lluvia torrencial (algo que se replicaría prácticamente todos los días de nuestra estancia, en general por las tardes, de a ratos, y que explica claramente el verde maravilloso de estas sierras).

Atravesamos el pórtico de bienvenida a la ciudad

y dejamos caer las mandíbulas frente a la primera oleada de hortensias, la flor símbolo de Gramado:

Así es buena parte del camino, de la ciudad, del centro, de los barrios… lle-ní-si-mo de hortensias… ¡divinas!

Teníamos reserva por dos noches en la Pousada La Lavande. Estamos en un loft bellísimo… el lugar es encantador:

Demás está decir que llegamos reventados de cansancio y de embotamiento. Nos acomodamos un poco y salimos a estirar las piernas y a buscar algún lugar para comer. Teníamos algunas sugerencias de TripAdvisor que no funcionaron (una estaba justo cerrada ese día, otra no la encontramos, otra era «espeto corrido» de fondue (de queso, de carne y de chocolate) y estábamos muy revueltos para maratón de engulle… Terminamos en un lugar de comidas rápidas comiendo un lomito y una hamburguesa, con cerveza helada, en la mejor tradición brasileña.

La descripción de Gramado de Google es muy acertada:

«Gramado es un centro turístico de montaña en el estado de Río Grande del Sur, en el extremo sur de Brasil. Tuvo la influencia de los colonos alemanes del siglo XIX y un ambiente bávaro con chalés alpinos y tiendas de chocolates y artesanía. Gramado también es conocida por las exhibiciones de luces navideñas y por el brote de las hortensias en la primavera. En el lago Negro, se arriendan botes y se hacen caminatas por el bosque, mientras que las montañas de la Sierra Gaucha tienen senderos de excursión y montañismo»

Esta cuestión de la ornamentación y los festejos navideños son clave en el lugar, una verdadera marca distintiva. Las actividades programadas duran todo enero, así que podríamos disfrutar de una ciudad totalmente engalanada.

En la recorrida de esa primera aproximación fuimos sacando algunas fotos, como adelanto de la noche siguiente.

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