Moscú (¿otra Rusia? ¿la verdadera?)

16 JUL 2019

Moscú

Lo suponíamos: a las 8.30am no nos iban a ingresar al hotel La Maison Residence, pequeño, pocas habitaciones en un tercer piso y, lo más importante, súper bien ubicado a 400m del Bolshoi, de ahí, cruzando una gran avenida a la Plaza Roja, a una cuadra de la avenida Tverskaya, muy animada… espectacular.

Como nuestra guía Eliana nos pasaba a buscar recién a las 12pm por el hotel, dejamos las valijas en la recepción y salimos directo a la Plaza de la Revolución y del Picadero, primero y a la gran Plaza Roja, después.

El día todavía estaba bastante luminoso, con algunos destellos de sol, incluso. Como después volveríamos con Eliana a toda esa zona y ya se iba a poner cada vez más gris para finalmente largarse a llover, voy a empezar directamente con nuestro encuentro con ella e ir intercalando las mejores fotos aunque no se correspondan con el momento de la visita guiada.

Difícil describir las sensaciones en la Plaza Roja… tan evocadora de tantos momentos, situaciones y leyendas de quienquiera que, como nosotros, fue testigo de la Guerra Fría, de la glasnost y de la caída brutal y sin una gota de sangre de un régimen de esas características.

A eso de las 11.30am volvimos al hotel y ya teníamos disponible nuestra habitación, sobre la calle Bolshaya Dmitrovka

toda una paquetería

A las 12, puntual, Eliana estaba en el lobby. Recomendada por mi amigo Horacio Massaccessi (que viajó el año pasado con la familia por el Mundial), habíamos arreglado todo el programa desde Argentina por e-mail con ella (eludenya@gmail.com). Desde el vamos fue muy profesional, se preocupó porque nuestro hotel aparecía con una dirección que no figuraba (luego resultó que tenía doble ingreso), y estuvimos en contacto desde San Petersburgo por WhatsApp.

Desde el primer momento nos cayó muy bien: habla un español exquisito y tiene una gran cultura, propia de sus estudios universitarios y de su larga trayectoria en turismo. ¡Aprendió el idioma aquí en Rusia! Lo estudió como segundo en la secundaria y luego, en la Universidad, sucedió que tuvo muchos compañeros latinoamericanos. Nació y se crió en Moscú (tercera generación de moscovitas por parte materna) y pasó buena parte de su adolescencia bajo el régimen de la URSS, por lo que habría de transmitirnos muchas de sus vivencias y sus emociones.

Desde el comienzo, para nosotros estaba muy claro que habíamos dejado ese bellísimo trasplante europeo en Rusia llamado San Petersburgo (todo un experimento de una dinastía enamorada del viejo continente), y empezábamos a degustar “la verdadera Rusia” (para muchos) o al menos «la otra Rusia», en Moscú.

Eliana venía acompañada de un chofer, Pablo, que nos transportaría en un Honda japonés (¡con volante a la derecha!), comodísimo y ultra moderno.

Moscú fue fundada en 1147 por un tal Yuri “mano larga”, en una época de “ciudades” con “príncipes”. A finales del s. XV se convirtió en la capital de un incipiente Estado ruso centralizado hasta que, en 1712, Pedro el Grande trasladó esa capital a la recientemente fundada San Petersburgo, luego de la conquista del Báltico contra Suecia en la Gran Guerra del Norte. Pasados dos siglos, en 1918, Moscú volvió a ser capital luego de la proclama de Lenin desde la habitación # 107 del Hotel Nacional.

A raíz del sentido de las calles, dimos una gran vuelta en esa zona hasta llegar a la Plaza Roja, así llamada no por el color de los ladrillos de los edificios que la rodean, ni por el comunismo. Su nombre deriva de la palabra rusa Krásnaya, que significa “roja”, pero en el antiguo sentido de “hermosa”, “bonita”: “plaza bonita”, luego de que allí se erigiera la bellísima Iglesia de San Basilio a partir de la victoria de Iván el Terrible sobre los mongoles en la ciudad de Kazan (mediados del s. XVI). Y sí que es bella y fotogénica:

En realidad, se llama Iglesia de la Intercesión de la Santísima Virgen en el Montículo, pero todos la conocen como San Basilio. Y en realidad se trata de un conjunto de 11 iglesias, cada una con su altar, íconos y torres, que visitaríamos luego por nuestra cuenta.

En la Plaza Roja está también el Kremlin, que significa “antigua fortaleza” o “ciudadela”, con su plaza del comercio alrededor. Fue luego sede del poder de los zares, tuvo un interregno con los Romanov (que trasladaron el poder del imperio a SP) y luego recuperó protagonismo con la URSS. Actualmente es sede de la presidencia (Putin tiene allí su despacho, al que va todos los días en helicóptero), de la guardia presidencial, del Museo del Kremlin (la directora actual es la hija del astronauta Yuri Gagarin) y de la Iglesia Ortodoxa. En suma, 800 años de política, religión y arte.

El Kremin tiene 20 torres; la más hermosa e importante es la que tiene el reloj:

En el centro de la muralla del Kremlin que da a la Plaza, se alza el Mausoleo de Lenin, fallecido en 1924. No obstante haber pedido ser enterrado junto a su madre en SP, su cuerpo fue embalsamado y exhibido en este Mausoleo al que, lamentablemente, no pudimos acceder (hay días especiales y cada tanto, como en esta oportunidad, se cierra por distintos motivos).

Y aquí el nombre de nuestro amado perrito en ruso…

Seguimos en sentido de las agujas del reloj y nos encontramos con la sede del Museo Histórico, construido en 1875 bajo Alejandro III, con el símbolo del “águila bicéfala” en sus torres.

En 1930 se confeccionó una “lista de destrucciones” de edificios. En algunos casos, como el del Museo, se cambiaron las “águilas” por las estrellas rojas o por la hoz y el martillo; en otros, se tiraron abajo iglesias, torres, monasterios, etcétera. Parece que San Basilio estaba en la lista pero que el propio Stalin lo frenó.

En 1993-1995 volvieron a construir una iglesia y un arco de ingreso, y reaparecieron los símbolos del águila bifronte.

Finalmente, cierran el perímetro de la plaza los GUM, antiguos Grandes Almacenes Estatales, hoy Grandes Almacenes Principales, una galería increíble de tiendas de lujo y gastronomía que luego visitaríamos, en tres plantas y apenas… ¡2.5km!

El contorno de los GUM celebra la primavera y el verano con una explosión de flores…

y hay quienes se ganan la vida ofreciendo un viaje en el tiempo 😉

Salimos de la plaza hacia el sur, por detrás de San Basilio, para divisar una calle llena de iglesias, el Parque Zaryadye (flamante, sobre el antiguo predio ocupado por el Hotel Europa, estatal, de 3000 habitaciones, inviable). Este parque se extiende a lo largo del río Moscú (o Moscova, como traducen algunos), y lo visitaríamos después.

Desde este lugar divisamos también uno de los siete Rascacielos de Stalin (o Siete Hermanas), construidos con ocasión de los 800 años de la ciudad (1947) y destinados a vivienda (2), hoteles (2), ministerios (2) y universidad (1). Stalin quería mostrar al mundo el “constructivismo” ruso. Leímos que se trata de una extraña combinación de barroco ruso y gótico.

Retomamos el auto y comenzamos a reconocer sitios importantes de la ciudad. Así, la Catedral Cristo Salvador (iglesia principal de Moscú, más allá de que varias se llamen “catedral”)

Actualmente no se puede visitar por los turistas por las colas y colas de feligreses que intentan ingresar (creo recordar que por unas reliquias que han traído recientemente).

Fuimos atravesando diversas zonas de la ciudad, con “destinos” específicos predominantes: la zona de “medicina” (universidad y hospitales universitarios, estatuas de médicos célebres), de “las artes” (con museos, academias, esculturas), etcétera.

Llegamos hasta un parque muy bello con un convento de 500 años, construido por el padre de Iván el Terrible como fortaleza y prisión para las mujeres de los zares de las que querían desprenderse. Hoy está bajo reforma y no se sabe bien cuándo se reabrirá al público.

Pasamos frente a la “Casa Blanca”, sede de gobierno de la Federación Rusa

Para entonces, Eliana ya nos “malcriaba”. De algún modo estaba sorprendida por los datos que conocíamos (particularmente Mario, que había hecho bastante “los deberes” con Moscú) y por nuestras ganas de saber. Fue así que, fuera de programa, hicimos una visita soñada a uno de los Rascacielos, el destinado originariamente al Hotel Ucrania y que hoy regentea el Radisson. Lo han reciclado a nuevo, pero manteniendo todo su estilo originario y su esplendor. Entramos y constatamos que mucho de la iconografía soviética estaba intacta:

El interior es de una elegancia suprema

y sobre el final del ingreso hay una recreación mágica de una maqueta ganadora de un concurso en los años ’70. Eliana aprovechó para darnos un adelanto de la visita al Kremlin y para mostrarnos los edificios que nos había contado que estaban y ya no están… espectacular…

Salimos para tener una perspectiva del hotel, sencillamente magnífico

Seguimos por la Avenida Kutuzov, que tiene una arquitectura más importante, aun estalinista

y con el mismo destino de vivienda que los más típicamente “soviéticos” monoblocs.

Allá por 2000, el entonces alcalde de Moscú entendió que la ciudad necesitaba un centro financiero. Para ello, se destinaron unos terrenos y se hizo un proyecto de 23 rascacielos de los que ya hay 13 construidos, cada vez más altos (van por 405m).

Otro de los Rascacielos de Stalin es sede de la Universidad Estatal de Moscú, fundada en 1755, con alrededor de 30000 estudiantes en la actualidad. Sigue siendo pública.

El predio es espacioso y da a un mirador privilegiado de Moscú

desde el que claramente se divisa el estadio (de 1957, sede de los Juegos Olímpicos de 1980, recientemente remodelado para el Mundial) y otro a la derecha, que replica el formato de una cinta, destinado a gimnasia artística (disciplina destacadísima en Rusia)

El siguiente punto fue el Parque de la Victoria, destinado principalmente a recordar la primera guerra patria (contra Napoleón), la segunda guerra patria (contra los alemanes, II Guerra, con 27 millones de caídos) y, en menor medida, la I Guerra (de la que Rusia no participó tanto, por estar ocupada en su propia guerra civil).

Se inauguró en 1995, en la celebración de los 50 años de la II Guerra Mundial. Se trata de un complejo memorial que conmemora los 1418 días de guerra. Tiene un obelisco de 141,8m (uno por cada día)

con cinco grados de fuentes

Iglesias de tres religiones (ortodoxa, islámica, judía), y el arco por el que ingresó y se retiró Napoleón, luego de encontrar incendiada la ciudad y de no resistir el frío

Después de este recorrido intenso (ya eran las 4pm aprox), Pablo nos dejó en la estación Kievskaya (“de Kiev”) del metro, donde convergen dos líneas.

El metro moscovita ha sido una política pública constante, jamás se dejó de construir desde 1931, en que se concretó el primer proyecto (antes hubo intentos que no llegaron a realizarse) y se inauguró el primero en 1935. Ni en la II Guerra se paró la construcción ni mucho menos perdió importancia, pues ofició como refugio y se dice que casi 200 niños nacieron en el metro. Hoy, y a pesar del profundo revisionismo sobre su figura y la época, el sistema del metro de Moscú sigue llamándose «Vladimir Ilich Lenin» y buena parte de la iconografía lo recuerda. Puede verse una reseña interesante aquí.

Eliana nos contaba que ya pierde la cuenta del número de estaciones, pues permanentemente están inaugurando nuevas. Su último número es más de 220 estaciones. Ya es imposible para cualquier moscovita conocer los nombres de las estaciones, ¡por suerte está internet y el celular inteligente!

Las primeras estaciones fueron las de la línea roja. En los ’50 se creó la primera línea circular, con las estaciones más lindas y que iríamos a visitar acompañados de Eliana.

Kiev es la capital de Ucrania, por lo que todo en esta estación evoca a ese país y representa mayoritariamente al trabajo (“¡hay que trabajar!”)

Seguimos hasta la estación siguiente, con bellísimos azulejos

Y la muy blanca Belorusskaya (de Bielorrusia, o “Rusia Blanca”), un pueblo en parte polaco y en parte ruso, cuya capital es Minsk y que ha intentado guardar un equilibrio entre Europa y Rusia

Otra estación estaba ornamentada con vitrales regalo de decoradores de Riga (recordar art nouveau…)

Y llegamos a la más linda, la estación Komsomolskaya (de la Juventud Comunista, construida por ellos). Parece una sala de baile de un palacio del imperio… “Antes los palacios eran para los zares y la nobleza; el pueblo merece tener sus propios palacios bajo tierra”, con paneles de mosaicos, temas históricos principales.

Llegamos a la última de nuestro recorrido, la estación de la Plaza de la Revolución, con 76 esculturas que dan cuenta de la evolución desde los tiempos revolucionarios a los tiempos pacíficos. Se dice que habrían sido hechas con campanas refundidas, pero no se sabe…

Salimos del “pozo” y llovía… estábamos en la peatonal Arbat, la más animada del centro, y aquí terminaba el plan del día. ¡Por suerte la lluvia nos había aguantado hasta el final!

Combinamos con Eliana los detalles del día siguiente y empezamos a caminar por la peatonal. De repente, se largó un chaparrón de proporciones y la peatonal se transformó en un enorme charco… Nos refugiamos un rato en un negocio horrible de souvenirs hasta que asumimos que nos quedaba un larguísimo rato… ¡Al agua patos, y a correr al cercano My My (léase: mu mu), un comedero estilo bufet de comida rusa, muy bien puesto, buenos platos.

Estábamos empapados… llegamos al hotel hechos sopa, pero felices por el día disfrutado.

Continuará. Voy atrasada.

Viñetas…

  • Oficialmente, Moscú tiene 12 millones de habitantes; se cree que ascienden hasta 20 millones.
  • Cuenta con un tercio de zonas verdes, hay cantidad impresionante de parques de libre acceso.
  • En Moscú se puede apreciar la arquitectura de los s. XV, XVI, XVII, XX y XXI. Los s. XVIII y XIX pertenecen a San Petersburgo.
  • En cada zona residencial hay un colegio, generalmente construido en la época soviética. Desde los ’90 hubo pocas construcciones “sociales” (escuelas, hospitales, jardines). Ahora se ven obligados por el crecimiento de la población y exigen a cada nueva urbanización esas construcciones.
  • La vivienda cuesta mucho y no muchos se arriesgan con hipotecas.
  • La transición tras la caída de la URSS fue traumática, también con relación a la vivienda. Quienes vivían en la propiedad colectiva, las recibieron a título de propiedad privada, pero luego empezó la necesidad de comprar, mudarse, etc.

  • Hoy la Iglesia Ortodoxa superó el poder que tenía antes del régimen soviético, durante el cual hubo una práctica clandestina de la religión. Eliana nos contaba que en su círculo son pocos quienes practican la religión, pero que es un fenómeno constatable: fechas religiosas, veneración a imágenes, reliquias que se van encontrando, etcétera.
  • Los funcionarios asisten a las celebraciones religiosas más importantes.
  • Existen frecuentes conflictos entre la Iglesia y el estado por el destino de museo dado a muchas de las iglesias durante el régimen soviético. La Iglesia pretende en muchos casos recuperar esos templos para la práctica religiosa y ahí sobreviene el conflicto. En algunos casos se salda con una administración compartida.

  • El peor período de la historia reciente fue el de Boris Yeltsin. Mucha gente quedó en la calle, “fuera de la vida”, sobre todo personas mayores, jubilados.
  • Eliana estaba en la universidad para entonces y el estipendio no le alcanzaba ni para el transporte. Los padres debían ayudar a sus hijos y no siempre podían. La inflación era galopante.
  • No saben ni quieren saber qué es de la vida de Gorbachov, “un traidor”.

  • Las relaciones con Ucrania están muy mal, sobre todo porque hubo mucho intercambio entre los pueblos y eso hoy está resquebrajado, tanto para los rusos en Ucrania como para los ucranianos en Rusia.
  • Ucrania oriental es más rusa; Ucrania occidental más polaca. Se replica la eterna rivalidad con Polonia. Muchos rusos en Ucrania quieren que Ucrania sea rusa, .

  • Hay 4 grados de primaria, 5 grados de secundaria y luego opción al politécnico, con bachillerato o nivel medio, o bien dos años para prepararse para examen en la universidad. El ingreso a la universidad es por las calificaciones en exámenes rigurosos de la escuela secundaria (matemática, lengua rusa y especialidad); si no se aprueba, se intenta al año siguiente. El que no aprueba, no entra. Esto va cambiando, y ahora son 4 exámenes, se pueden dar más e intentar sacar más calificaciones para poder elegir universidad (cualquiera del país, todo en función del mérito académico). Por ejemplo, en algunas facultades hay 40 plazas, 15 son gratuitas y 25 pagas; con más de 80 puntos, entran gratis, entre 70 y 80 puntos, entran pero pagando.

  • Hasta no hace tanto, las parejas se casaban jóvenes (entre 20 y 22 años). Ahora, los jóvenes privilegian la realización laboral y se casan entre los 30 y los 34.

4 comentarios sobre “Moscú (¿otra Rusia? ¿la verdadera?)”

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