Kremlin y más

17 JUL 2019

Moscú

Qué duda cabe que habríamos de estar puntuales para encontrarnos con Eliana a un par de cuadras del hotel, para empezar nuestro programa del segundo y último día con ella.

Eran las 9.10am, Eliana ya había sacado turnos para el Kremlin y la Armería del Kremlin con la debida anticipación, así que caminaríamos los pocos metros hasta la Plaza del Picadero (Manège), pasaríamos frente al Hotel Four Seasons

antes Hotel Moscú (estatal), con una historia interesante de dos proyectos que se presentaron ante Stalin para elegir… aparentemente firmó los dos… y entonces, como the King can do no wrong, ¡hicieron la mitad de cada uno!, algo que se advierte en las ventanas

Hacia la Plaza de la Revolución hay un edificio que pasó por múltiples destinos: Casa de la Moneda durante los zares, Parlamento de Moscú, Museo de Lenin hasta 1989/1992 (hoy fue trasladado a las afueras) y, desde 2012, Museo de la Guerra contra Napoleón.

También tenemos el Museo Histórico

y un centro comercial subterráneo al que nos lanzaríamos por la tarde, justo al comenzar a caer la lluvia (¡otra vez! ¡por suerte el tiempo nos aguanta las visitas!).

Entre la muralla del Kremlin y el centro comercial corre un río entubado; ahora, han puesto una suerte de fuente artificial que acompaña ese camino

con estatuas que rememoran cuentos rusos

Recientemente han levantado una escultura en homenaje a Guermaguén, el Patriarca ruso que resistió como mártir el intento polaco de imposición del catolicismo (s. XVII)

Entramos al Kremlin por el ingreso principal y con muchas medidas de seguridad, claro, pues aquí tiene su despacho nada menos que Vladimir Putin.

Ya teníamos una introducción de lo que el Kremlin era y representaba. Ahora era cuestión de ubicarlo históricamente en su momento de apogeo inicial: Iván el Terrible, quizá mejor llamado “el Temible”, “el severo”, el zar (“césar”) que comienza la etapa de monarquía absoluta. Hasta Iván, la nobleza reunida en la Duma (del ruso “pensar”) aconsejaba al príncipe o al monarca para que decidiera en ese sentido. Iván mató a todos los nobles rebeldes y extendió su gobierno absolutista durante 30 años.

Nuestra itinerario comenzaba con la Armería, parte del “Museo del Kremlin” con visita aparte y que no consiste exclusivamente en una exposición de armas (de hecho, solo 2 de las muchas salas del museo están destinadas a ello).

En la época de los zares, la Armería era el espacio de producción, almacenamiento, talleres de armas y joyas con importantes orfebres.

En 1806 Alejandro I decidió convertirla en un museo en el que albergar y mostrar los tesoros de los zares: orfebrería, vestimenta, carruajes, armas, regalos oficiales, etcétera. A mediados del s. XIX comenzó la construcción del edificio actual. Hoy día ya no caben los objetos y están construyendo otro espacio fuera del Kremlin para poder exhibirlos adecuadamente (solo hay un 10% en exposición).

En esta parte están prohibidas las fotos, así que solo pudimos registrar el ingreso:

Algunos apuntes de curiosidades contadas por Eliana y vinculadas con las piezas de museo que veíamos…

  • Gran influencia bizantina en la orfebrería de los primeros tiempos, vinculada con los orígenes de la religión ortodoxa (988, “bautismo de Rusia”);
  • Iván el Terrible dio mucho impulso a la orfebrería. Amaba los zafiros, y en su época predominaba el celeste… Decía que el zafiro puede predecir la traición, cambiando de color;
  • Me gustaron unos cuencos relativamente grandes, de plata, en los que se compartía la cerveza (se iba pasando de mano en mano) y, por ello, se llamaban “hermanarios” (¡como nuestro mate!, embromamos);
  • En el s. XVII hubo grandes transformaciones en la iglesia ortodoxa: se traducen libros, comienzan a persignarse con tres dedos y la decoración de las iglesias y de los propios patriarcas se vuelve más suntuosa;
  • En el s. XVII aparecen recién los cubiertos personales (antes comían con las manos);
  • Las armaduras tejidas de “mallas” pesan solo 15kg y son muy difíciles de hacer; las de metal, 25kg. Los guerreros de más alto rango usaban aquéllas;
  • Im-pre-sio-nan-te la colección de huevos de Fabergé… bellísimos con las miniaturas que escondían dentro;
  • Interesante también la evolución de la vestimenta de los patriarcas (casullas);
  • El trono doble, por la sucesión del primer Romanov que tenía hijos de dos mujeres y hubo allí una disputa de la que resultó ganador Pedro el Grande;
  • Los gorros de Monómaco (esa banda de piel con la corona arriba) fueron traídos en el s. XIII de Bizancio. No hay entronización sin ese gorro, símbolo del poder junto con el cetro y el globo con la cruz;
  • Impresionante, también, la evolución técnica y ornamental de las carrozas, las de invierno (con trineos debajo), muy interesante.

No pudimos entrar a ver la colección de diamantes, porque tienen una administración distinta del Kremlin y venden ahí mismo un cupo limitado de tickets que se agota casi instantáneamente.

Salimos de la Armería bordeando el Gran Palacio del Kremlin

lugar donde se llevaban a cabo las coronaciones. Hoy en día, se utiliza para recepciones, entrega de credenciales a embajadores, inauguración del Presidente, galas, banquetes.

Sobre todo el Kremlin no pueden volar aviones ni drones ni palomas (de noche sueltan halcones).

Llegamos así a la Plaza de las Catedrales donde, efectivamente, hay varias y muy hermosas

¡Ay! A esta altura se me mezclaron todas… la Catedral del Arcángel (donde están las tumbas de todos los zares menos los Romanov, en SP; es una catedral-panteón, ordenada su construcción por Iván para destacar la importancia de Rusia), la Catedral de la Asunción (encargada a un arquitecto italiano, una catedral enorme para la tradición rusa, con 5 cúpulas, conchas, para sala de coronación), Catedral de la Anunciación (típica catedral rusa, encargada a un ruso; pequeña, privada para la familia real). Luego hay otras iglesias pequeñas, como la Iglesia del Manto de la Virgen (iglesia privada del Patriarca), el Palacio del Patriarca y la Iglesia del Gran Campanario. El conjunto es de gran belleza.

En uno de los interiores de las iglesias (donde no nos dejaban sacar foto), había una iconografía de la balanza y la mujer vendada, “¡justicia!”. Parece que en la religión ortodoxa no hay purgatorio, sino solo cielo e infierno. El día del juicio final “pesarán” nuestros hechos buenos y nuestros hechos malos…

Nos sacamos fotos frente a una campana malograda mandada a construir por la emperatriz Anna y que hoy es monumento,

frente a un cañón que nunca fue disparado

Y he aquí el edificio triangular que ocupa Putin, parece que tiene una despacho que da al centro

Finalmente, un edificio nuevo, el Palacio de los Congresos, donde se celebraban los congresos del partido comunista con espacio para 6000 personas (antes se celebraban en el Bolshoi, hasta 2000 personas). Un tercio del edificio es subterráneo para no estropear la altura máxima del Kremlin.

Hoy se llevan a cabo conciertos, festivales, fiestas de niños (en especial, la del Árbol de Navidad entre el 25/12 y el 10/01 de cada año).

Última foto en el Kremlin

¡y nos despedimos de Eliana, ya con saudade y con mutuo placer por los dos días compartidos! ¡felices con su compañía!

Nos hizo unas cuantas recomendaciones para los días que nos quedan por nuestra cuenta y seguimos camino, previo a hacer un tentempié en el centro comercial de la Plaza con esta bella cúpula que replica el hemisferio norte

porque estábamos verdaderamente flojos después de las 4 horas seguidas de estar parados y caminar cansino.

[Sigo escribiendo esto en 19 de julio; voy muy atrasada, estoy con poco resto de sueño y de fuerzas… ¡y ahora de tiempo! Me temo que voy a tener que ponerle títulos a las fotos y ya…]

El tiempo ya estaba muy amenazante… entramos a hacer la visita a la Iglesia de San Basilio, conformada por esas 11 iglesias/capillas. El exterior ya nos había impactado largamente. Es, en dos palabras, im-presionante (Daniel H. dixit).

El interior es muy bello, muy ornamentado al estilo de las iglesias propiamente rusas (con frescos pintados, iconografía exuberante; no los mosaiquitos de SP, más europeizantes), pero al propio tiempo apabulla.

Uno se pierde en esos pasillos interiores y recovecos que van formando las distintas iglesias, así que fue un solaz encontraros a un grupo coral de hombres, Doros, en ese espacio de una acústica excelente y con ese entorno.

La verdad es que no sabemos si el cansancio o la humedad y la lluvia amenazantes, pero nos sentíamos sin fuerzas… Salimos de la iglesia apaleados y nos fuimos hacia el Parque Zaryadye, el que hicieron en el espacio luego de la demolición del Hotel Rusia. De pasada, chusmeamos los almacenes GUM… ¡exquisita vidriera! ¡y esas flores!

El tiempo estaba realmente amenazante

pero al menos pudimos constatar lo que decía la guía: “urbanismo natural”

Más allá de la broma (en las que siempre pensamos en Ricardo Ch y en su dedicación por el jardín), es verdaderamente hermoso y bien vale más profundización para quien esté interesado en arquitectura, aquí.

Aquí una muestra del afán “retro” del alcalde: todos los chiringuitos tienen este diseño, bien de los ’50:

¡pero rápidamente tuvimos que refugiarnos en el centro multimedia (en el que ya no había entradas para un show que “sobrevuela” Moscú) y terminamos en la cafetería, esperando que amainara la lluvia furiosa.

Apenas aflojó un poco salimos con algunas lucecitas…

Le dijimos adiós al Memorial del Soldado Desconocido, con escolta y cambio de guardia cada hora entre las 8am y las 8pm: “Tu nombre es desconocido pero tu hazaña inmortal”, nos había traducido Eliana.

También nos destacó el detalle: hay allí tumbas de “ciudades héroes” (Moscú, Stalingrado, Leningrado, Brest, Kiev), en las que se guardan cápsulas con tierra de esas ciudades que sufrieron la II Guerra.

Con ese tiempo asqueroso, no quedaba sino cenar y volver al hotel, agotados pero plenos de satisfacción por semejante día.

Viñetas

  • Ya dijimos que los ortodoxos hacen la señal de la cruz de derecha a izquierda y los católicos de izquierda a derecha. Eliana dice que algunos interpretan que los ortodoxos cierran el alma y los católicos la abren.
  • Cuando le preguntamos por el Mundial de Fútbol, Eliana exclamó “¡Quiero otro!”, no solo por el trabajo que le generó (y más allá de que terminó agotada) sino por la atmósfera de fiesta y de alegría que se vivió en la ciudad, inolvidable
  • Las dos primeras semanas estaba absolutamente lleno de latinoamericanos. Una fiesta. Las últimas dos semanas, un público totalmente diferente, aquel habitué de las semifinales y finales, no importa quién, otra categoría, más serena 😉

5 comentarios sobre “Kremlin y más”

  1. Andre que hermosas fotos!!!!
    Todas , pero las de Moscú particularmente me impactaron mucho. Todo es inmenso.
    Los extrañamos.
    Beso enorme.

    1. Moscú es monumental… las avenidas!!! Ni siquiera hay paso cebra para cruzarlas… hay que ir por túneles subterráneos! Es así, Cristi, todo es inmenso. Besos enormes enormes, nos vemos pronto!!

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