Toulouse, la ciudad rosa

10 SEP 2018 – Toulouse / St  Martin Lalande

Hermoso amanecer en Rocamadour, buenos mates y partida hacia Toulouse.

Teníamos unos 150km aprox y decidimos que pagaríamos peaje… el tema fue llegar hasta la autopista, salir de estos pueblos enterrados en la piedra y rodeados de montañas… encima al comienzo había un poco de niebla. Terminamos en medio de una comarca mínima, ¡con un puente en el que no entraba el ancho de distancia de ruedas de la autocaravana! Uffff… todo para atrás, con dos autos en la cola con conductoras súper comprensivas de la situación y una vieja parada en una puerta repitiendo que nos había avisado… GoogleMaps, una vez más, no discrimina automóviles de autocaravanas, así que cada tanto tenemos una de estas angustias… Encontramos rápidamente el camino alternativo para “camiones” y allá fuimos…

El parking en Toulouse, en cambio, fue ideal y sencillo, gracias a la ayuda de la comunidad de autocaravanistas que aporta a Caramaps. En la Cité de l’Éspace (un parque temático en las afueras) hay un parking gratuito y cuidado al que se ingresa pulsando un timbre. Ahí mismo está la parada de bus que, en combinación con el metro, nos dejaba en el centre ville. Claro… no teníamos idea de en qué sentido tomarlo y en qué estación hacer la combinación; los carteles y planos de la parada no nos ayudaban mucho… Preguntamos a uno de los otros caravanistas estacionados y, amabilísimo, se vino con nosotros a la parada, nos marcó dónde estábamos, dónde bajar, qué metro tomar, hasta dónde, cómo pagar el ticket… una gentileza increíble. Ahí mismo llegó una mujer a la parada, ¡que iba en la misma dirección! Así que estuvo todo el tiempo con nosotros y hasta nos regaló un mapa… Salvo excepcionalísimos casos, todos han sido tan pero tan amables… una maravilla.

Ya muy cancheros subiendo desde el metro

salimos al encuentro de la Place du Capitole

y del propio Capitole (de capitouls, consejeros que gobiernan la ciudad, nombre que aquí recibe el ayuntamiento).

Muchos nombres en esta región –Languedoc- vienen, precisamente, de la langue d’oc, lengua romance, muy parecida al catalán, otrora la región de Occitane, s. XI a XIII. Esta época correspondió a gobiernos propios de condes de Toulouse, pero la cruzada albigense la puso en manos de los reyes franceses.

Toda la historia de la región es interesantísima y hemos aprendido mucho de esta particular lengua, los cátaros (sobre los que volveremos más específicamente en la entrada de Carcassonne), peregrinos y gran cultura (la Universidad de Toulouse es muy prestigiosa). Más todavía, Toulouse fue un polo de desarrollo en las Grandes Guerras, con su industria aeronáutica a la cabeza y hoy continúa siéndolo.

Toulouse es conocida como la cité rose por el color general de sus edificios, hechos de ladrillo.

El interior del Capitole se visita, tiene una gran escalera y salones recargados de murales alegóricos de los hechos históricos de la región

o de pintores locales, como este Henri Martin

En este lugar se celebran los casamientos civiles:

Saliendo desde la plaza, hay varios recorridos por hacer. En medio, siempre algún “argentino por el mundo”

Primera visita, la Basilique St-Sernin, en memoria del mártir San Saturnino. Es una de las iglesias románicas más importantes de Francia y es un punto fundamental de la peregrinación en el Camino de Santiago. La recordamos como una iglesia muy luminosa y con fotos muy sugestivas alusivas al peregrinar.

Volvimos sobre nuestros pasos a la Place Capitole y recorrimos uno de sus lados bajo una recova en la que un artista intervino los techos con temas alusivos a la ciudad… bello

entre los cuales no faltaba Gardel

Nuestra próxima parada fue una decepción… el monasterio e iglesia de Les Jacobins estaba cerrado los lunes. Y en verdad nos hubiera gustado la visita: desde 1369 es el lugar de reposo el teólogo y filósofo Santo Tomás de Aquino, salvo un interregno de abandono de los claustros por parte de los dominicos. La arquitectura es típica de la región y ciudad:

Pocas cuadras más y llegamos al río Garonne… bellamente dispuesto para la ciudad:

con su Pont Neuf

  

Volviendo otra vez al centro de la ciudad, hay todo un barrio de mansiones privadas, construidas por empresarios que en distintas épocas se enriquecieron y que hoy se han reconvertido en sede de instituciones públicas u ONGs, y de las que se sigue admirando su arquitectura. Por ejemplo, ésta, el Hôtel d’Assézat (1557)

Retornamos a nuestro inicio, con la bella oficina de turismo en una de las torres originarias del ayuntamiento y su plaza…

¡Adiós, Toulouse!

Ya de vuelta en el parking donde habíamos dejado la autocaravana, reacondicionamos los mates y salimos en dirección a Carcassonne. 

El trayecto era por rutas menores, rodeadas de campos de girasoles (hemos abandonado un rato el maíz) y de vides. Cada tanto la ruta se enmarcaba con altos plátanos… todo muy bonito.

Habíamos encontrado un camping a unos pocos kilómetros antes de esa ciudad, ideal para hacer noche allí y la visita, temprano al día siguiente… Claro, no contábamos con que estaría completo… ¡y pintaba muy lindo! El dueño, amabilísimo otra vez, se puso a llamar por teléfono a otros campings. Impensable ir al de la propia Carcassonne (lleno), así que confirmó que hubiera lugar en La Capelle, en un casi paraje (St Martin Lalande) y allá desandamos unos 19km.

Estábamos en el medio de la nada… pero todo estuvo espectacular: ducha, cena, descanso… En realidad, y salvo ese camping después de la visita a Étretat (que tampoco estuvo taaaaan) mal, nos seguimos sorprendiendo de las buenas instalaciones, los baños limpios, la educación de los usuarios…

Fantástico todo.

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