Los días en Phi Phi

16/17/18FEB2016

Va una entrada bien light, llena de fotos.

Aunque ya estamos a punto de partir, en estos tres días nos hicimos una pequeña rutina: levantarnos muy temprano (6am),

 

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caminar por la playa y un sendero que va hasta un pequeño villorio,

 

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desayunar (además del bufet, preparan delicias… estoy irreconocible, ¡comida india!¡arroz frito con cangrejo a la mañana!, no lo comenten…),

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ir a la playa (lo que incluye literatura y baños de mar… una delicia). Mario acaba de terminar «La ley del menor» (de Ian McEwan), fas-ci-na-do, se lo devoró. Yo estoy con mi primera incursión en Roberto Bolaño, «Los detectives salvajes», atrapadísima y haciéndole frente al largo aliento (voy leyendo duro, recién el 53% según marca mi Kindle; tengo para un rato).

 

Al mediodía a la cabaña (el sol es fortísimo), entonces yo escribo, bajo fotos… y Mario sigue leyendo o descansando. A las 4pm preparo mate y de vuelta a la playa, hasta las 6.30pm aprox.

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A las 8.30pm, cena en el restó del hotel, sobre la playa…

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NADA MAL.

 

En general, y salvo el solazo del mediodía, el clima es muy agradable. Por las tardecitas y noches corre una brisa reconfortante…

¿Será que hay algo que no guste? Dos cosas:

1) La peor, la reverberación de los bajos de los parlantes, 24 horas ininterrumpidas, en una «Villa gitana» (sector de nativos, con barcitos, restaurantes y puestos para actividades náuticas) a unos 70/100m del hotel sobre la playa.

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Cuando la primera noche nos fuimos a dormir con ese ruido y a la mañana siguiente nos despertamos otra vez con lo mismo, no lo podíamos creer… Desde luego, Mario fue a preguntar/quejarse… Dijeron que lo lamentaban mucho, que había un casamiento y que probablemente durara un par de días. Pensamos que era una broma, pero no… Había el casamiento y efectivamente esta gente bailó mañana, tarde, noche, madrugada… ¿Cuándo duermen?

En fin… Y en vistas de lo ya ocurrido en otros lugares de este viaje, parece que se trata de un signo de los tiempos. Para no hablar de quien se tira en la arena y, antes del bronceador, saca su propio «personal loudspeaker» que, maravillas de la tecnología mediante, reproduce un volumen propio de un recital en un estadio en un pequeño adminículo de 10cmx20cm… Delicias hi-tec.

Todo hay que decirlo… El último día no tuvimos la musiquita, bien por Zeavola 😉

2) Los mosquitos… Estamos en medio de una selva con una temperatura de verano todo el año… Qué se le va a hacer. La primera tarde en que estuvimos aquí pasó un pequeño tractor fumigando con un humo denso. En todas las habitaciones hay repelente y parte de la preparación de la habitación para la noche es tirar insecticida. Desde ya, en todas hay esto, prendido las 24 horas:

 

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Con todo eso para conjurar las picaduras, la cosa no es tan grave.

 

Y, para terminar, unas fotos para cosquillita nerviosa…

 

PHI PHI, imperdible

 

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