En el Pays de la Loire…

7 SEP 2018 – Chartres / Chambord

¡Llegamos!

Los “castillos del Loire” son muchísimos. Hemos decidido visitar solo dos, no solo porque la visita cuesta una pequeña fortuna al cambio de hoy, sino porque uno enseguida se empacha de este tipo de atractivos.

Uno de ellos es el Château de Chambord, considerado el más grande e imponente de todos, construido por el rey Francisco I en los albores del renacimiento francés.

El diseño de todo el castillo, pero sobre todo de su gran maravilla, la escalera caracol de doble hélice, se atribuye a Leonardo da Vinci, quien murió en los inicios de la construcción del castillo.

La escalera está formada por dos rampas gemelas que se superponen enlazándose en un núcleo calado… quienes suben y/o bajan por distintas escaleras se ven por los huecos pero no se cruzan nunca… el efecto es deslumbrante…

Comenzamos por la visita a la terraza, soberbia…

desde la que se aprecian los jardines bien cuidados de la entrada

y los horriblemente secos de atrás…

La segunda planta se usa para exposiciones temporarias, como la de este artista…

En la primera planta, hay apartamentos amueblados de los siglos XVI a XVIII y un museo interactivo dedicado a Enrique, conde de Chambord, quien nunca vivió allí y desde sus distintos exilios soñó con regresar convertido en Enrique V… falleció en 1883 y con él el último heredero directo de Luis XIV.

Prácticamente “cerramos” el museo a las 6pm, con un día que terminaba de abrirse…

y nosotros divirtiéndonos con la imposibilidad de sacarnos la foto…

¡Paciencia!

Teníamos muchas opciones de campings cerca, pero luego de la experiencia de la noche anterior quisimos privilegiar aquellos con buenas opiniones en las redes sociales. Así fue que caímos en Huttopia, en Bracieux, una localidad a unos 9km. Parece que es una “cadena” de campings excelente… ¡y nos costó menos que la noche anterior! El lugar era espléndido, al lado de un pequeño riacho, instalaciones increíbles, limpio, nuevo, etcétera. Aprovechamos para hacer laundry y para preparar una deliciosa cena. La noche estaba agradabilísima, así que montamos el picnic afuera ¡y hasta nos divertimos con la aplicación de las estrellas al ver a Marte bien rojo en esas noches limpias, en medio de la nada! Cuánto placer y cuánto descanso…

8 SEP 2018 – Chambord / Chenonceau / Lissac sur Couze

Así como lo pasamos genial durante la cena, la noche fue una de las más frías. Amanecimos helados… sin preverlo (dormimos todas las noches con un edredón liviano y dejamos las frazadas en la bodega de la autocaravana). Cuando abrimos la app del celular marcaba apenas 7°… una vez más, ¡menos mal que vinimos en verano!

Desayunamos, practicamos los procedimientos de carga y descarga de líquidos, de desecho de basura y compra de baguette y partimos en dirección a nuestro segundo castillo: Chenonceau.

Si Chambord era el más imponente, Chenonceau está para la novela histórica total: el castillo también es conocido como Château des Dames, por la influencia de poderosas mujeres a lo largo de su existencia.

Comenzada su construcción por la mujer del recaudador de Francisco I, éste reclamó luego su dominio. La amante de Henri II, la inteligente y muy influyente Diana de Poitiers, lo eligió como su lugar en el mundo, mandó a construir el puente sobre el río Cher y diseñó espectaculares jardines. A la muerte súbita del rey, su viuda, la (otra) muy influyente Catherine de Médicis echó a la amante y mandó construir una galería sobre el puente para montar el escenario real de su hijo. Dos de sus hijas (Margot, casada con Enrique IV;  Elizabeth de Francia, con Felipe II de España) y tres nueras (María Estuardo, casada con Francisco II; Elizabeth de Austria, con Carlos IX; Luisa de Lorena, con Enrique III) llegaron a reinas… A Mario le fascinan estas historias… no se pierde una serie ni película…

Siguiendo con la saga de las chicas poderosas de Chenonceau, tenemos a la propia Louise de Loraine, quien al enviudar se encerró aquí de riguroso luto blanco.

A partir de entonces, no hubo reinas sino “señoras”: Louise Dupin, a cuyas brillantes tertulias con Montesquieu, Voltaire, Rousseau, se atribuye haber salvado el castillo de la furia revolucionaria. Tiempo después, otras mujeres se convertirían en enfermeras jefes del hospital de campaña en que se convirtió el castillo en la I Guerra Mundial. En la II Guerra también tendría protagonismo, pues por el río Cher pasaba la línea divisoria de la Francia ocupada.

El ingreso al castillo es muy tierno y pet friendly

Se camina bajo una línea de plátanos fantásticos…

Y enseguida se desemboca en el castillo, flanqueado por dos jardines, el de Catalina de Médici

… y el de Diana de Poitiers

El recorrido está súper bien organizado y la brochure es muy explicativa. Íbamos visitando las distintas salas y leyendo, muy placentero… Hay muchísimas fotos, pero elijo apenas éstas de la fantástica galería (donde hasta nos imaginábamos los bailes palaciegos):

las idílicas vistas desde el interior….

la cocina…

¡muy lindo todo!

Desde el jardín de Catalina las vistas son bellísimas…

pero el de Diana no le va a la zaga

No nos queríamos ir… jugamos en un laberinto natural en un día soñado de sol… pero había que partir. Teníamos que empezar a “bajar” en nuestro recorrido, apuntando al sur. Nuestro destino: los pueblos medievales de la Dordogne.

Hicimos un recorrido brutal de 350km, en dirección a Sarlat-la-Canéda, nuestra próxima visita. Faltaban 60km, encontramos un supermarché y paramos. Para entonces ya eran más de las 7pm así que decidimos ir a un camping a unos 9km… ¡subiendo montaña! ¡Y luego bajando hasta un lago! Gran decepción cuando vimos el Camping Lac du Causse con la recepción cerrada… ¿y ahora? El más cercano estaba a otros tantos kilómetros y sin certezas de que estuviera abierto… Rápidamente analizamos y decidimos el parking. Activamos CaraMaps y teníamos, a escasos metros, un área de servicio sobre el mismo Lac du Causse… ¡maravilloso! Con electricidad, agua, desagües y ¡baños! El lugar estaba bastante concurrido de autos y caravanas, cerca había una fiesta que no molestó… Temperatura ideal para cenar afuera, ¡felices!

¡Graduados de autocaravanistas!

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