Diani…

22 ENE 2019

Watamu – Diani

Aunque estaba previsto que Lucy (la taxista recomendada por James) nos pasara a buscar a las 10.30am, estábamos listos desde bastante tiempo antes. Así que cuando nos texteó diciendo que estaba en el parking, sin apuro, le contestamos con un inmediato “We are ready” y empezamos nuestro camino por la ruta Malindi-Mombasa en dirección sur.

Lucy tiene un auto pequeño pero súper cómodo (un Toyota Porte), ideal para transportar a dos personas. Ella resultó una gran conductora (tel. +254 721 587 460), más allá de que a esa hora, y a esa altura de la ruta, no hubiera tanto tráfico.

El paisaje se asemejaba a mucho de lo que habíamos visto: pueblitos de casas pobrísimas, muchísima gente a la vera de la traza, escuelas y… ¡muchos baobabs! Señal de que debía sacar mi cámara, alguna foto saldría bien:

¡Tan bellos! ¡Tan El Principito!

También había palmeras rebosantes de cocos, castaños de cajú y unas plantaciones de sisal, importantísimas en extensión.

Gran predominio de mezquitas

y sus escuelas

por sobre iglesias cristianas,

al menos en esta región, y tanto más cuanto nos acercábamos a Mombasa.

Pasamos por dos grandes ciudades, Kilifi y Mtwapa, y por sus puentes que sobrevuelan entradas del mar.

Como íbamos pegados a la costa, de repente aparecían grupos de resorts de playa u hoteles. Nos llamaba la atención que cada tanto diéramos con grupos de motociclistas esperando

Lucy nos explicó que están en las paradas de los buses, para ofrecer a quienes se bajan otro traslado hasta sus casas o adonde todavía deban ir.

Algo de lo que aún no había escrito (creo) es de la precariedad de la publicidad callejera y de la señalética. Incluso los carteles “oficiales”, ¡dan pena!, apenas pintados, muchas veces sin maestría ni prolijidad

Las mujeres sí que tienen maestría en el arte de caminar con carga sobre sus cabezas

ropa, comida, ¡bidones con agua! (¡gran tecnología el bidón plástico! ¡qué cambio en la calidad de vida para esas mujeres, que ahora podían mandar a sus hijos pequeños o jóvenes a buscar el agua y no cargar con vasijas de barro!). Y hablando de agua, otra vez, vital:

Y hablando de mujeres, otras trabajando en oficios duros y sucios, como la venta de carbón

o algo de lo que había leído mucho: los bancos de microfinanzas, con préstamos pequeñísimos que confían ¡a las mujeres!, como mejores administradoras y mejor garantía de devolución:

Más negocios…

este otro, ¡precioso!

y el típico modelo de “centro médico”

o “consultorio odontológico”

¿Iríamos? ¡Y me faltó poder sacar foto a una farmacia!

Ya llevábamos más de dos horas y todavía debíamos cruzar Mombasa, con sus suburbios caóticos

Por el norte, entramos por un puente que desemboca rápidamente en las zonas que habíamos visitado. Lucy no daba crédito. You came alooooooooone? No guide? Mucho menos podía creer que le fuéramos señalando los lugares: acá el mercado de especias, doblando a la izquierda se va a Fort Jesus, esta acá es la Avenida Moi y, más allá, los famosos colmillos… Ya era el mediodía y esa zona estaba hirviendo de autos, tuk tuk, matatu y todo tipo de carros ¡y gente! ¡muchísima gente!

Al entrar en la zona de embarque del ferry (única posibilidad de vínculo de la isla de Mombasa con el sur) Lucy dijo “no film, no camera”, así que cumplí. Mucho más ante la mirada dura de la policía, que nos paraba a cada rato. El ferry va atestado, pero no tuvimos ni que esperar. Dura nada… parece que los chinos ya se están ocupando del puente, que vinculará directamente la zona del aeropuerto.

Antes de la 1pm ya estábamos en nuestro destino, Ocean Village Club, en la playa de Diani. Los kenianos aman Diani. Un italiano nos dijo que, comparada con Watamu, era “más África”. Son kilómetros y kilómetros de arena blanca y fina como polvo, lleno de hoteles, resorts, restaurantes, chiringuitos y puestos diversos. También hay un par de centros comerciales con supermercado, bancos, souveniers, bares.

Nuestro alojamiento es muuuuuuuuuy lindo, con un parque soberbio y habitaciones inmensas y confortables,

con unos porches con vista a ese mar increíble.

He aquí la playa desde el hotel

y parte del parque y de la recepción

La única contra que le vemos a Ocean es que son un poco quisquillosos… la habitación está llena de “advertencias” y, lejos de avisarlo antes de la reserva, uno se entera luego que la etiqueta para la cena es “pantalones” (no jeans, para ellos) y zapatos cerrados. De más está aclarar que Mario tiene un jean, su todo-terreno-de-años-pantalón-Columbia-re-que-te-sucio y pare de contar. Ni qué hablar que solo tiene un par de zapatillas y las Crocs.

Enojadísimos, nos hicimos los rebeldes y nos fuimos a cenar a un chiringuito súper valuado en Tripadvisor. ¡Pena que no había langosta! Sirven solo la pesca del día, así que un pescado grillado y cantidad de langostinos. Sencillo, pero sabrosísimo, sobre todo con esa salsa a base de leche de coco.

Fuimos en Uber y volvimos en tuk tuk.

De noche, el resort luce increíble, sobre todo con esa luna

23 ENE 2019

Diani

Más o menos temprano empezó la rutina de caminata por la playa y luego desayuno. ¡Ups! ¡con espumante! 😉

Pescado ahumado, fiambres, quesos (algo insólito aquí), huevos de todo tipo, frutas deliciosas, yogur de mango… ¡una fiesta!

Estamos reconsiderando nuestra cabroneada y esta noche intentaremos cenar aquí. Por suerte, el jean de Mario es bien azul, así que intentaremos que pase… ja ja.

El día se repartió entre lectura, visita al supermercado a comprar agua, dentífrico (le calculé mal) y otras pavadas, y el mar… ¡qué temperatura alucinante! ¡y qué lindas olas a la tarde! Hermoso.

Mientras leíamos, ¡el animalito que nos faltaba!

además de los monos que, cada tanto, se aparecen por alrededor

Belloooooooooo

12 comentarios sobre “Diani…”

  1. Que belleza de playa!!!!!
    Excelente alojamiento y disfrute total!!!!!
    Sigan así y experimenten el restaurante del Resort , no
    Lo expulsarán
    Besos

    1. ¡Sí! Nos dejaron entrar, sin problema… había otro matrimonio argentino. Me di cuenta porque él estaba en ¡alpargatas! Bastó escucharlos y eran no más… Esta noche vamos a probar otro restó, «Nomad», tiene buena prensa, en otro hotel cerquita. Besos enormes, María, también para Coco.

    1. ¡Gracias querida Griselda! El sábado ya salimos para Madrid, llegamos a las 7 de la mañana del domingo. ¡A trabajar! Mario da clase el lunes y yo el jueves. Felices. Beso enorme a Juanca, otro para vos.

  2. gracias por compartir otra nueva aventura!! encantadora como siempre…practicamente viajo con uds!!!! Hasta la proxima, y buon lavoro!! besotes

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