Copenhagen II

22JUL2016

[Esta mañana puse el despertador temprano para avanzar con el diario de ayer… a medianoche me doblegó el sueño y el cansancio, así que lo dejé para hoy. De cualquier modo no terminé y es ahora, 6pm, que estoy escribiendo ambas entradas]

Otro día bendecido de sol, buena temperatura (27ºC… los daneses ¡desnudos!, ja ja, de hecho vi a varias mujeres en las playas urbanas haciendo topless y a gran cantidad en el agua).

A las 9.30am ya estábamos sobre ruedas. ¡Había que aprovechar el alquiler de las bicis, que vencía a las 5pm de hoy!

A esta hora podemos decir que tenemos nuestros apoyos destrozados… pero de nuevo felices; pocas cosas hay que se comparen con disfrutar de una ciudad en bicicleta, con todo pensado para que el ciclista sea un verdadero privilegiado y con este buen tiempo…

Prácticamente no paramos… creo que unos 15′ en la Ópera y una media hora a eso de las 2.30pm en el hotel, para cargar energía e ir cómodamente al baño. El resto… pedaleando.

Hicimos una vuelta gigante en contra de las agujas del reloj. Lo importante era disfrutar y no atarnos a un «libreto» (mapa), pero quisimos tener un vistazo de la mayor parte de los barrios. Así que empezamos para el noreste, con estas bellas iglesias, siempre tan armónicas en su estilo:

pasamos por el Museo Nacional de Arte

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y una cantidad de parques que no fotografiamos por toda la zona Nørrebro. Por el norte y el hacia el oeste nos encontramos con Frederiksberg y su ayuntamiento

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Trepamos (¡ha de ser la única colina y la encontramos nosotros!) hasta el palacio de Frederiksberg y el Zoo, pero decidimos que no valía la pena una visita (odiamos los zoológicos). Bajamos en dirección sudoeste, pasamos frente a la cervecera Carlsberg (que invitaba a las visitas guiadas de degustación pero para nosotros, a esa hora, cerveza/bicicleta/sol era una pésima combinación. Pasamos de largo y gran bicicleteada hacia el este otra vez (todavía sin cruzar el mar) por la calle Ingerslegade; tomamos el primer puente que cruza las vías del ferrocarril hacia el sur y ahí nos topamos con el centro comercial Fisketorvet. Parada obligada al baño y a comprar un té helado para hidratarnos.

Apenas salir del shopping es encontrarse en medio de la ultramodernidad: una autopista para bicicletas inimaginada:

edificios novísimos y hermosos

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con piletas demarcadas en el mar

Ya enfrente, en Islands Brygge, más gente disfrutando y disfrutando del mes de julio y del sol:

¡y  «el pato» de Mario soñando con este trampolín!

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Por atrás de otros nuevos canales más al este, terminamos entrando a Christiania (tour alternativo de mañana, así que lo reservamos) y, otra vez afuera, desembocamos en la nueva ópera… aquí hicimos un descanso y «tiramos» unas fotos:

Más hacia el oeste otra vez, bien enfrente de lo que sería Nyhavn/Teatro Real, hay toda una plataforma llamada Papirøen en la que venden street food.

Allí hicimos tentempié de hot dog muuuuuuuy rico… una salchicha casera, nada que ver con la «de Viena», y con unos condimentos realmente distintos.

Para entonces, estábamos destrozados, por lo que volvimos al hotel por una media hora y ¡otra vez a pedalear! Entre 3.15pm aprox. y 4.45pm (en que devolvimos, también en el hotel, las bicis), reiteramos el barrio elegantísimo de Amaliensborg y el Parque Churchill, dimos varias vueltas alternativas y no pude resistir la tentación de volver a fotografiar St. Albans Church, la iglesia anglicana:

 

[Estamos haciendo un descanso entre 5pm y la hora de la cena… será picnic en algún lugar frente al mar, con nuestro vino francés comprado en el free shop de Oslo y lo que encontremos de street food 😉 ]

 

Para terminar el diario, más fotos de una ciudad preparada para el auto eléctrico:

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alquiler de bicis por todas partes:

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¡y qué lindas todas estas bombitas «retro-pero-led»… todas juntas… qué pena no poder llevarme unas cuantas…

 

 

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