Chiang Mai (ii)

12FEB2016

La mañana comenzó con una serie de vicisitudes propias de la indefinición acerca de qué hacer y cómo programar estos dos días en Chiang Mai: una parte de nosotros quería «agotar Chiang Mai» (y, entonces, no ir a Chiang Rai) y otra temía por «agotar rápidamente Chiang Mai» (y entonces qué hacer…).

Para peor, la-chica-a-la-que-le-entendemos-el-inglés venía recién a las 5pm; la persona a cargo no tenía idea de cómo asesorarnos… La Autoridad de Turismo de Tailandia quedaba cerca, así que allá fuimos. Lamentablemente, estaba a cargo de jóvenes inexpertos… Parecía que nunca hubieran estado en los lugares de los que hablaban :O   Apenas si sacamos un buen mapa y la sensación de que, efectivamente y a nuestro ritmo conocido, nos sobraría el tiempo.

Cortamos por lo sano: decidimos que todo Chiang Mai se haría en el día y contrataríamos una excursión de día completo a Chiang Rai. Ir por nuestra cuenta era muy complicado: las «atracciones» se encuentran en distintas direcciones desde el pueblo (lugar en que nos dejaría un bus que tarda 3h – 3 y 1/2h en llegar. Íbamos a perder más tiempo y dinero cambiando de transporte que aguantándonos la parte que no nos gusta de los tours. Mañana veremos cómo resulta.

Ya aliviados de la carga anímica del «qué hacemos», nos dispusimos a empezar el circuito a pie, «Templos del casco antiguo».

Quizá convenga saber que esta región refleja un riquísimo cruce de naturaleza y culturas, encuentro y desencuentro de chinos, laosianos, birmanos (o como se diga el gentilicio de Myanmar) y los propios tailandeses. La zona fue alternativamente territorio de predominio de alguno de ellos o de convivencia entre varios. Buena parte de la historia tiene que ver con el comercio (legal e ilegal, seda y opio, no necesariamente alineados)…  historias de caravanas, mística nacionalista vinculada con esta área, alta religiosidad budista (casi tantos templos como Bangkok, más de 300) y una naturaleza privilegiada: bosque subtropical, montañas, flores impresionantes y aves, cantidad de aves.

El casco antiguo se encuentra en un «foso» y todavía se advierten restos de la muralla que lo encerraba; otras partes se han reconstruido.

El recorrido apunta a visitar los muy variados wat o templos budistas, cada uno con su especial veneración a alguno o varios budas y con su singular estilo arquitectónico. Recorrimos unos cinco, mientras nos deteníamos en otros puntos destacados (la estatua de tres héroes de la historia de la región, el Centro de Arte y Cultura, distintas calles).

Aquí una muestra pequeña: Wat Chiang Man… mmm… nada especial, para nuestra (un tanto menguada) capacidad de asombro en estos templos:

Wat Phan Tao, impactante, todo de teca, probablemente el que más nos gustó:

 

 

Wat Chedi Luang, en realidad un conjunto de templos, con partes parcialmente en ruinas. Eso mismo le daba un carácter especial:

 

Y, para terminar el recorrido, Wat Phra Singh, pretendidamente «el  más visitado», por el buda que alberga. No nos resultó nada especial, pero…

Terminado el circuito (era aprox. la 1pm), y ahí mismo en la puerta de este mismo último templo, nos pusimos a buscar la manera de subir al Doi Suthep, una montaña a 16km al noroeste de Chiang Mai, con un impresionante templo en su cima (1676m), el Wat Phra That Doi Suthep.

Aparentemente el transporte más conveniente era el sawngtháew (o sea, impronunciable). Se trata de una especie de taxi compartido, hecho con una de esas chatitas, con dos asientos en los laterales y techo cubierto:

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(Un poco movida y cortada la foto, pero cuando cavilaba sobre cómo iba a describir esto, fue lo único que me vino a mano).

El sistema es a puro arreglo con el chofer. Uno lo para y, si coincide el destino/la dirección hacia donde va el taxi y cierra el precio, se sube. Cuantos más sean quienes se suban hacia el mismo destino, más baja la tarifa. Así que allí nos pusimos, a buscar compañeritos 😉

Pronto armamos un grupo de dos canadienses (dos chicas jóvenes de Toronto) y una pareja de barceloneses (e independentistas, joder 😉 ). Cerramos en THB 50 cada uno (luego, por la distancia y las comparaciones, advertiríamos que era regalado, más allá de la conveniencia general de precios).

Llegamos luego de pura charla intermediada por nosotros (la pareja tenía casi nula idea del inglés) y nos tomamos el cable carril (a esa altura de los esfuerzos y en el marco de nuestra cruel realidad etaria, 306 escalones empinados no eran opción). Ya arriba, el espectáculo era (o debiera ser) doble: las vistas de la ciudad (había un poco de niebla y/o smog, así que no teníamos un panorama limpio) y el templo, brillante a morir. Mejor dejar hablar a las fotos:

La vuelta empezó con un -a la postre, cuando caimos en la cuenta de que se trataba de centavos de dólar- patético regateo de nuestra parte (y sí, uno se envicia en estos lugares). Pagamos THB 40 hasta la Universidad de Chiang Mai (una parada intermedia) y otros THB 30 hasta dos cuadras del hotel. Ese trayecto demoró casi una hora… Interminables embotellamientos… Todavía celebramos no haber alquilado motitos… era una opción muy recomendada por las guías, también por LP, y creo que hubiera sido para el infarto.

(Todavía no conté que aquí manejan a «la inglesa», por la izquierda… Está dentro de los varios ítems a desarrollar en mis largas horas de playa 😉 … Sigo agendando )

Eran las 5pm cuando entramos a la habitación del hotel. Habíamos estado dando vuelta desde las 8.30am… Era momento de descansar un poco, pero jamás pensé que «moriríamos» un poco… Me desperté a las 7pm, entre mufada e incrédula… ¿»Eu», tan luego «eu» echándome a dormir una siesta a 10000km de casaaaaaaa? Qué odio… bueno, o no tanto, porque la seguimos hasta casi las 8pm, hora en que había que sí o sí ir a comer algo.

Optamos por -¡por favor!- no caminar… Cruzamos a los boliches ruidosos de enfrente, bellamente ubicados sobre el río. Una mesa en primera fila, rica «picada-un-tanto-picante» tailandesa, cerveza ídem («Singha») y a relajarse.

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Ahora, como diría mi abuela Carola, gira anima…

 

 

 

 

 

0 comentarios sobre “Chiang Mai (ii)”

  1. Querida Andrea:
    ¿Mis amigos no inspiran? De todos modos saludalos. No vaya a ser que pongan trompa. Bueno … No son solo de Siam (viste que hablo en antiguo). Mi mejor saludo para los dos. Miguel Angel
    Enviado desde mi BlackBerry® de Claro Argentina

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