21JUL2016
Primer día completo en esta atrapante ciudad… ¡qué día inolvidable pasamos! Lo marcaremos en el calendario.
Luego de desayunar, partimos lentamente por «la peatonal más larga del mundo» –Størget– hasta el punto de encuentro de los tours gratuitos de Sandemans, al lado de la fuente del Dragón, frente al Ayuntamiento de Copenhagen.
Ya en nuestra caminata aprovechamos el día bri-llan-te para sacar fotos: la arquitectura magnífica del Hôtel D’Anglaterre, en la plaza Kongens Nytorv, increíble (luego nos enteraríamos que funciona allí un hotel de lujo, donde paran todas las celebridades que visitan Copenhagen, € 3500 la noche):
la plaza Højbro, muy amplia y animada, no obstante que eran apenas las 9am y poco, con cafés, restós y grandes tiendas:
y, más adelante, el Ayuntamiento, destino en el que desembocamos directamente:
Ya en esta plaza de la Rådhus se destacaban los paraguas y chombas rojos de los chicos de Sandemans’. Nos anotamos para el tour en español y como teníamos unos 20′, entramos al edificio del ayuntamiento para conocer el gran salón principal, análogo al de Estocolmo y al de Noruega:
En una sala contigua se exhibe el «Reloj de Jens Olsen», una obra impresionante de principios del s. XX y que «pone en perspectiva nuestra percepción del tiempo y de la tecnología en más de un sentido». Una de las ruedas completa su rotación en 25.753 años, por lo que casi no se ha movido; otra, en apenas 10 segundos… La vertiginosa obsolescencia actual pone en crisis este reloj… También nos dice algo respecto de cómo las diferentes épocas se relacionan con el diseño tecnológico: «en éste, la funcionalidad está expuesta; en el diseño contemporáneo, se tiende a esconderla»…
Hablando de relojes, se nos hizo la hora, así que salimos otra vez a la plaza a encontrarnos con el grupo y su guía, Pedro, un profesor de Historia de Salamanca, 28 años, viviendo hace 3 en Copenhagen… por y con su novia danesa.
Estos tours (de los cuales hemos hecho afortunadamente varios… Berlín, Munich, Edimburgo, Dublin) comienzan siempre con una foto del grupo que ellos suben a facebook (los que tengan, parece que es «sandemansnewcopenhagen»; allí me verán al lado del de rojo y Mario atrás). Mayoritariamente españoles (Salamanca, Murcia, Córdoba, Madrid) y algunos pocos argentinos.
Empezamos con una descripción de la plaza y del edificio del ayuntamiento, que -una vez más- luce en estilo «romántico-nacional-renancentista-italiano-parecido-a-Siena». En la torre destaca la figura dorada del Obispo Absalon, el personaje más importante de toda la historia de la ciudad y que se repetiría en sus homenajes en varios lugares.
Concretamente, se trató de un obispo/guerrero/estratega. La capital de Dinamarca, allá por el s. XII era Roskilde, y él mandó construir murallas y una fortaleza en el espacio de Copenhagen (1167; København, «puertos de compras»). Libró una batalla «religiosa» contra piratas alemanes y, básicamente, se hizo del dominio del Mar Báltico en un lugar estratégico entre ciudades importantes: la propia Roskilde, al oeste en Dinamarca, y Lund, al este en Suecia (Skania). La importancia del accionar de este personaje se extendería por 500 años de esplendor danés.
Desde esa misma plaza se ve la entrada a Tivoli, el parque de diversiones más antiguo del mundo (1843), hoy venido un poco a menos y nada representativo (i.e., totalmente prescindible) para dos dummies como Mario y yo 😉
En Størget (la peatonal por la que habíamos llegado caminando) estaban las antiguas murallas de la ciudad, pero dos incendios de dimensiones a fines del s. XVIII y principios del s. XIX no dejaron rastro. De hecho, toda la ciudad es posterior a esa fecha, no hay edificios antiguos, el fuego lo arrasó todo (con excepción de la Rundetårn, de 1642).
Como nos suele suceder respecto de países de los cuales tenemos poca idea, recién en este viaje nos desayunamos con que Copenhagen está en una isla y, su parte «real», también es una isla… Llegados a la plaza Nytorv («ny» significa nuevo; plaza nueva), Pedro nos hizo una prolija explicación de la incidencia de la geografía nórdica en su historia… verdaderamente interesante… Al oeste, Jutland es la única parte de Dinamarca unida al continente europeo; más al oeste tenemos a Gran Bretaña y al mar del Norte.
Groenlandia y las Islas Feroe, al noroeste, terminaron independizándose pero mantienen una suerte de protectorado con Dinamarca; no pertenecen a la UE.
En Fionia se destaca la ciudad de Odense, lugar de nacimiento de Hans Christian Andersen, célebre autor de cuentos inmortales: Sirenita, Patito Feo, Soldadito de Plomo y tantos otros…
En Sealand, la isla mayor y más importante, allí mismo donde estamos, se encuentran las dos capitales históricas de Dinamarca: Roskilde (la capital «vikinga») y Copenhagen.
La etapa histórica más trascendente de Dinamarca sobrevino con la reina Margarita y la Unión de Kalmar (Dinamarca + Suecia + Noruega, más vastas extensiones de las actuales Finlandia, Rusia, Alemania, Groenlandia, etc.), todo el control marítimo.
En 1675 se independiza Suecia y, para entonces, «todo fue cuesta abajo» (por la pérdida del control del Báltico), luego el avance de Napoleón, la guerra de Gran Bretaña contra Francia y ellos en el medio… derrota tras derrota, en medio e increíblemente tuvieron un siglo de oro en la cultura, el XIX, con personalidades tan descollantes como el propio Andersen y el filósofo existencialista Søren Kirkegaard, además de pintores y escultores no tan conocidos pero no por eso menos significativos.
Como buen profesor de Historia, Pedro abundó en detalles sobre la neutralidad danesa en las guerras mundiales, la invasión nazi, la «suavidad» de esa invasión en función de ser «rubios y de ojos azules» y tener alimentos… la firme determinación de Dinamarca en el salvataje de judíos y la pronta vuelta a la «normalidad» después de la finalización de la II Guerra. En 1973 ingresaron a la UE pero sin asumir el euro y manteniendo, en cambio, la corona danesa (DKK).
Según nuestro guía (ratificado por un danés que vive en Argentina, parte del tour), entre Noruega, Suecia y Dinamarca no existen rivalidades, no son pueblos tan rencorosos. No obstante, los daneses se sienten más «amigos» o «afines» a los noruegos (se entienden incluso hablando cada uno en su idioma). Hay más bien una «hermandad nórdica» y son «menos amigos de las diferencias» que otras culturas.
Seguíamos caminando por la Copenhagen medieval y bien vieja
hasta llegar a la casa natal del fundador de la cervecería Carlsberg, con sede aquí en Copenhagen, la cuarta cervecería de producción mundial:
El tour pasaba por la estatua ecuestre del Obispo Absalón
y a cada rato teníamos testimonio de una ciudad «patas p’arriba». Están ampliando el subte, obras que terminarán supuestamente en 2019:
Pasamos por una iglesia hoy convertida en centro de exposiciones y en un restó muy elegante:
y llegamos a la plaza más importante de la ciudad, allí donde tuvimos nuestro primer encuentro al bajar del metro desde el aeropuerto, Kongens Nytorv («nueva plaza real», de «el» rey Christian V, el gran constructor de edificios reales), también tapada de obradores y andamios, por las obras del metro. Será (como ya lo es hoy) la estación neurálgica donde confluirán cuatro líneas de subte.
En la esquina detrás del bello kiosko de la foto, el tour para unos 10′ técnicos en múltiples sentidos: es un café de cadena en el que nos hacen descuento, baño y un representante de Sandemans’ que vende otros tours, «específicos». Nosotros contratamos, abierto, un «tour alternativo» que nos llevará por… ¡suspenso! Lo tenemos abierto para alguno de estos días a las 3pm, desde la estación central.
Desde el café eran dos pasos hasta Nyhavn («y» como en la «u» francesa, más o menos, y «v» como «u», más o menos… todos coincidían en la dificultad de la pronunciación del danés… ¡ah! y significa «puerto nuevo»). Como ya sabíamos, las cuadras más emblemáticas de Copenhagen. Se construyó alrededor de 1670 y, desde entonces, pasó de la más obvia zona «roja», con marineros, bares y prostitución, a esta meca del turismo mundial, con bares, restós, barcos-bares-restós, barcos-faros, etc. etc. «Toda la onda», como dirían los chicos… bello bello.
Por una calle lateral y hacia el norte ingresamos en una zona de edificios señoriales, extremadamente elegantes, mandados a construir por Federico V en 1760 precisamente para los nobles; en el medio, un conjunto de cuatro palacios interconectados subterráneamente que, a raíz del incendio del palacio real de entonces, terminaron siendo nueva (y actual) sede de la monarquía.
(hay que imaginar una plaza redonda, con Federico V en el medio, y cuatro palacios de este estilo alrededor).
Antes, nos habíamos cruzado con el final del cambio de guardia (muy parecidos a los ingleses, salvo el rojo):
Mirando desde el caballo de Federico, se encuentra la «Iglesia de Mármol» (oficialmente es Frederikskirken), luterana, con cúpula que semeja claramente a Roma y una larga historia de muerte del arquitecto y falta de dinero para comprar el mármol; la construcción terminó casi dos siglos después, gracias a los fondos de un empresario, en piedra caliza:
En las antípodas se ve la «Nueva Ópera», inaugurada en 2005 y fondeada por € 500 millones del propietario de Maersk (¿todos vimos los contenedores, no?), la empresa más grande de Dinamarca, el empresario más rico de Dinamarca… libres de impuestos. No se puede entrar a visitar, a diferencia de la de Noruega. Sólo para asistir a conciertos; la temporada de ópera comienza en otoño…
(la foto permite ver la iglesia de un lado y la ópera del otro).
Hasta aquí llegó el tour, aplaudimos y dejamos nuestras propinas a Pedro, y seguimos por nuestra cuenta más hacia el norte, a ver la famosa «Sirenita»… una estatua quizá insignificante, donada por el dueño de Carlsberg, pero todo un ícono de la ciudad:
La zona se completa con un paseo marítimo precioso, con grandes yates y, hacia el norte, un parque bello de bello, con la única iglesia anglicana y esta fuente descomunal:
Desde este parque volvimos al barrio elegante, no muy lejos de nuestro propio hotel (no nos cansaremos de valorar lo super bien ubicado que está).
Ya era hora de incursionar en uno de nuestros sueños en este viaje. Hasta ahora, los «sube y baja» de las ciudades o pueblos nos habían desalentado… Copenhagen es plana total… así que… ¡IDEAL para la bicicleta!
Las alquilamos en el propio hotel, a 115DKK por 24h (por lo que comparamos, parece una excelente tarifa), cada una obviamente. FE-LI-CES. Uno de los dineros mejor gastados. Arrancamos a las 5pm y las dejamos a las 9.30pm, cena incluida…
Van algunos puntos de un trayecto ad libitum: puente nuevo hacia Christianshavn
justo el momento del puente levadizo:
playas urbanas en la moderna Christianshavn
el complejo Christianborg en la pequeñísima isla de Slotsholmen (la denominada «City»)
y desde esa misma torre, trepados en ascensor (¡gratuito!), vistas con señalamientos muy oportunos para reconocer edificios:
En la misma isla, la biblioteca real y su ampliación, el «diamante negro»… una piedra de modernidad «tirada» entre los palacios reales:
y desde allí mismo, unas vistas increíbles a Christianhavn:
TODO está preparado para bicicletas: senderos, semáforos ¡y «guías» para subir una escalera!
Pasamos por el ayuntamiento otra vez y aprovechamos para sacar fotos con luz de frente:
T
Terminamos en Vesterbro, el barrio del oeste, cenando en la zona denominada «Meatpacking» (como en NY). Sería más o menos Halmtorvet entre Kvægtorvsgade y Høkerboderne. Pedro nos había recomendado Chicky Grill (Halmtorvet 21). Llegamos ahí entre mapa y la app «Heremaps» (offline, ¡excelente!) y… ¡cerrado de vaciones entre el 18 y el 25! ¡Qué mala suerte! Por los carteles, pintaba verdaderamente conveniente.
Nos quedamos por ahí (ya eran las 8.15pm, hora de comer)… con nuestras bandejas, carne asada (pollo y cerdo), ensaladas (repollo, papas) y cervezas, apenas un poquito menos ricas que las de Alemania e Irlanda 😉
¡Todos los lagartos daneses y turistas al sooooooool! A las 9pm… de no creer. Vuelta al hotel. Qué felicidad la bici…